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domingo, 15 de junio de 2014

No queremos nuevamente a Juan Manuel Santos de Presidente

Día de elecciones.


15 de junio de 2014

Por Francisco M. Velásquez A.

Miraba hacia la esquina, se me hacia eterna la llegada del Metro-bus que correspondía a mi ruta; fue entonces que escuché a mis espaldas una voz joven: - ¿Cómo ve el futuro? Pensé que me hacían una encuesta política y me volví, encontrándome con unos ojos castaños maravillosos y un bella sonrisa con dientes encarcelados por un frenillo de aluminio. -El futuro lo veo bien sin Santos de presidente, -le respondí. -Yo le voy hablar de las promesas de Dios, Él es el único que las cumple. Sólo Dios puede prometer lleve la hojita si la va a leer. Recuerde: sólo Dios promete y cumple. Tomé el bus y me fui reflexionando. Santos llevaba 17 años prometiendo y no cumplía. Su misma esposa dijo que era incumplido. Fue ministro de Gaviria, de Pastrana, de Uribe y es Presidente, siempre ha sido promesero y no cumple. Dice mentiras a diestra y siniestra, ya la gente no le cree y por eso perdió las pasadas elecciones. La joven me había a hechos otras preguntas: ¿Todo seguirá igual?, ¿empeorará?, ¿mejorará?. Pensé: todo empeoraría si Santos vuelve al poder. El país no mejoró en estos cuatro años de gobierno, no cumplió con continuar con la Seguridad Democrática que tanta estabilidad le había dado al país. Se enredó con los Castro-Chavistas para iniciar un proceso de paz con impunidad y secreto que todos los colombianos rechazamos, por este motivo le daré mi voto a Zuluaga, quien tomó las banderas de Marta Lucía Ramírez, para un proceso de paz digno. Las propuestas y no promesas de Zuluaga y Ramírez van encaminadas a mejorar las condiciones de vida de los colombianos. Recordemos: Santos promete y no cumple. Solo Dios tiene el poder de cumplir promesas. Zuluaga tiene propuestas y tiene el ánimo sincero de llevarlas a cabo con la ayuda de Dios y eso es lo que esperamos todos los colombianos. Dándole nuestro voto podemos alcanzar una paz digna, sin claudicar ante los violentos y corruptos que se entregaron por la "mermelada"

viernes, 26 de febrero de 2010

RESPALDO AL PRESIDENTE URIBE

Conocida la decisión de la Corte Constitucional, manifiesto que cuando tomé la decisión de apoyar la reeleción presidencial, lo hice convencido de lo que su paso por el poder ha significado para los colombianos. No hay que enumerar cada uno de sus logros, porque bastaría uno solo para el agradecimiento perenne da la patria. Uribe  nos devolvió la confianza al darnos la seguridad de volver a transitar por las carreteras, los caminos y los senderos de nuestras regiones. Esa confianza que nos devolvió nos ha permitivo encarar el futuro con más optimismo. Esa confianza ha estado cimentada en la seguridad democrática, que se ha convertido en una política de Estado y por lo tanto debe conservarse hacia el futuro si queremos conservar la prosperidad. Como siempreUribe  lo ha dicho: "Sin seguridad no hay paz, sin paz no hay progreso y sin progreso no hay futuro". Manifiesto mi solidaridad con el Presidente porque  su légitima ambición era igual a la nuestra y la de más de cuatro millones de colombianos que lo manifestamos con nuestra firma. Había pensado que "#votoenblanco" (Lista en Twitter medio social) era la manera de manifestar mayoritariamente nuestra inconformidad por el fallo, pero al escuchar la  ponderada y patriótica  alocución presidencial,  he decidido esperar que avance la campaña, para tomar una decisión sobre el candidato que mejor represente el pensamiento, la  acción y el talante para gobernar de Alvaro Uribe Vélez, lo anterior  dentro de los candidatos por el Partido Conservdor. Quiero manifestar mi aprecio al Presidente Uribe  no solo de colombiano, sino también de antioqueño y de fredonita, de la hermosa región del suroeste, donde siempre entonamos el canto a la libertad : "llevo el hierro entre las manos, porque en el cuello me pesa"

Qué Dios nuestro guía,  ilumine a Uribe  y lo  favorezca en los futuros proyectos  que emprenda, extendiendo  este deseo a su familia, que lo ha acompañado siempre  de manera tan loable.